La calle de Buenos Aires se caracteriza por una acumulación de paredes ciegas : las “Medianeras”.

​

Estas paredes medianeras materializan la división parcelaria, revelan la separación entre los edificios. Si son tan visibles, es porque son el producto de una ciudad irregular dónde cada edificio tiene una altura diferente del que lo sigue y donde cada pared se convierte en una verdadera declaración de independencia. Observando el perfil de la calle de Buenos Aires, tenemos la impresión de enfrentar una sucesión de individuos afónicos que se ignoran uno al otro, de asistir a un diálogo de sordos.

​

Pero si la medianera separa, es también el denominador común a todas las manzanas y participa en la construcción de una identidad urbana. Revela el orden que se esconde atrás del caos aparente de la ciudad y abre ventanas que revelan la complejidad de la estructura urbana interior.

​

De este juego de contrastes, de pudor y desvergüenza, de delicadeza y de brutalidad, de silencios, de provocaciones, una mirada se construye...